¿Qué puede dañar nuestras rodillas?
El Dolor de Rodilla es una queja frecuente que afecta a personas de todas las edades. Puede ser resultado de una lesión, como una rotura de ligamento o un desgarro de cartílago. Algunas enfermedades, como la artritis, la gota y las infecciones, también pueden provocar Dolor de Rodilla.
Los problemas mecánicos de las rodillas pueden estar provocados por un golpe o movimiento brusco, que puede causar un esguince o torcedura. También hay otros factores que pueden causarlo:
La edad: el desgaste y el envejecimiento es la principal causa, suele empezar a desarrollarse alrededor de los cincuenta años.
La obesidad: las rodillas de una persona obesa deben soportar una sobrecarga de peso que provoca un mayor desgaste de la articulación.
Algunas enfermedades reumáticas: la artritis reumatoide y el lupus pueden inflamar las rodillas e, incluso, causar daños permanentes.
Usar un calzado no adecuado: el uso prolongado de tacones puede causar lesiones y desequilibrios en la postura, así como artrosis o artritis en las rodillas, entre otras dolencias.
Pasar mucho tiempo sentado: es recomendable evitar que la rodilla permanezca inmovilizada durante largos periodos de tiempo.
¿Cómo pueden tratarse las dolencias en las rodillas?
Puesto que los problemas y lesiones que pueden afectar a esta articulación son muy diversos, existen diferentes tratamientos:
Reposo y frío o calor. Esta es una las recomendaciones más frecuentes para lesiones como esguinces leves, distensiones, desgarros o sobrecargas. En ocasiones puede completarse con la aplicación de hielo. En el caso de la artrosis, puede ser necesario, en cambio, aplicar calor seco en la zona con una bolsa de agua caliente.
Tratamiento farmacológico. Para reducir el dolor y la inflamación, un especialista puede prescribir analgésicos o antiinflamatorios como el ibuprofeno o infiltrar directamente en la rodilla corticoides o ácido hialurónico.
Ortopedia. En algunos casos, puede ser necesario llevar una rodillera para evitar que la articulación se mueva demasiado o, incluso, una escayola durante algunos meses o semanas.
Cirugía. Si tienes una lesión que tal vez requieras cirugía, usualmente no es necesario que te operen de inmediato. Antes de tomar una decisión, considera las ventajas y desventajas, teniendo en cuenta qué es lo más importante para ti.
Fisioterapia. Tras una lesión o intervención quirúrgica, pueden ser necesarias sesiones de rehabilitación durante varias semanas o meses, en las que se realizan ejercicios para recuperar la movilidad de la rodilla y para estirar y fortalecer los músculos implicados en el movimiento de esta articulación.
¿Cómo mantener tus rodillas sanas?
Las lesiones y problemas de la rodilla pueden prevenirse o aliviarse, si se tienen en cuenta una serie de sencillas recomendaciones:
Presta atención a tu dieta: Tu alimentación debe ser equilibrada y rica sobre todo en vitaminas. Además, bebe agua en abundancia y rehidrátate tras realizar esfuerzos.
Controla tu peso: La alimentación y el ejercicio físico te ayudarán a conseguir el peso adecuado a tu edad y constitución.
Cuida tu higiene bucal: Muchas de las enfermedades bucales tienen un reflejo en las articulaciones y músculos.
Realiza ejercicio: El ejercicio moderado más recomendable es nadar, pedalear o caminar. Pero siempre debes realizar un buen calentamiento y ejercicios de estiramiento y enfriamiento al acabar.
Elige el calzado adecuado: En la vida diaria, no se recomienda utilizar un tacón excesivo o suelas demasiado blandas o desgastadas, porque además de dolor y deformidad en los pies, este calzado puede sobrecargar y dañar las rodillas.
Recurre a las rodilleras: Las rodilleras son una solución terapéutica muy adecuada para prevenir y tratar las lesiones o dolor en esta articulación.
Toma de medicamentos: Los analgésicos y medicamentos antiinflamatorios son una medida contra el dolor, pero su toma deberá ser siempre pautada por un especialista.
Ve al especialista en cuanto sientas dolor: Si comienza a dolerte la rodilla, acude a un especialista cuanto antes, con el fin de prevenir lesiones graves.
No retomes tus actividades habituales hasta que el especialista te lo permita: Por muchas ganas que tengas de volver a hacer deporte o una vida normal, no esperar el tiempo suficiente para que la rodilla se recupere, aumenta el riesgo de recaída o de futuras lesiones.